Profr. Míguel Quiñones Pedroza
(1943 - 1965)



Nació en San Bernardo, Dgo. el día 6 de Octubre de 1943. Fué el quinto de una numerosa familia que formaron sus nueve hermanos y él con sus padres Miguel Quiñones Juárez y Ma. Refugio Pedroza de Quiñones.

Desde niño se reveló como uno de esos hombres que de cuando en cuando nacen para ejemplo y guía de los demás. Vivió en el seno de su familia, de su escuela y fuera de ella con rectitud y limpieza ejemplares. Era generoso y bueno. El egoísmo no tenía lugar en su alma y además ya apuntaba en él la grandeza que le tronchó la muerte. Siempre fue enemigo de la pequeñez, de la mezquinidad, de la ruindad.

Realizó sus estudios primarios en San Bernardo, bajo la dirección del profesor Alfredo N. Herrera, quien promovió lo necesario para que fuera a la escuela Normal Rural de Salaices, Chih. a presentar la llamada prueba de admisión en último día de Agosto de 1957, requisito que aprobó quedando como alumno de la institución aludida. Destacó ahí por su elevado sentido de responsabilidad, que aunado a su excelente conducta, le permitió ganar premios y afectos, así egresó el año de 1963.

Su cualidad de estudiante no mató en él el impulso generoso y solidario, puesto que las vacaciones las aprovechaba para ayudar a sus padres en las labores agrícolas de San Bernardo.

Durante los dos últimos años de su carrera normalista, fue dirigente del Consejo Nacional de Estudiantes Campesinos Socialistas de México. Era radical en su pensamiento y en la acción y aún cuando era alegre y cordial; en los problemas ideológicos y de teoría política, era terco, tesonero, pertinaz.

Inició en 1963 su labor docente en la Sierra Tarahumara, primero un corto tiempo en un poblado llamado Heredia y Anexas, Municipio de Bocoyna y un mayor tiempo en un poblado llamado Arisiachic del Municipio de Guerrero en el Estado de Chihuahua, en donde aliado con los campesinos pobres de la comunidad, trabajó con ellos y sus niños desde Septiembre de 1963 hasta su muerte.

Formuló un estudio dando a conocer las condiciones infrahumanas por las que atravezaban - y atraviesan por supuesto - los moradores de Arisiachic, documento que publicó en "El Día", periódico editado en la Ciudad de México.

Entregado a un ideal que sus inquietudes sociales e ideológicas le impusieron, murió en el asalto al cuartel de Madera, Chih., el día 23 de Septiembre de 1965, brindándonos con su actitud valiente y decidida, toda una lección cívica que deberá alentarnos siempre.